Ascensión del Señor

13.05.2018

Y SABED QUE YO ESTOY CON VOSOTROS TODOS LOS DÍAS, HASTA EL FINAL DE LOS TIEMPOS 

(Mt 28, 16-20)

Nuestro Señor ha asegurado claramente la perpetuidad de la Iglesia: "Estaré con vosotros hasta la consumación de los siglos", abiertamente promete su particular asistencia a la Iglesia, pasaje éste que antiguamente se entendía referido a la presencia del Señor en el Santísimo Sacramento.

Sea lo que fuere, lo que está claro es que siempre habrá una verdadera Iglesia en la cual estará Él y si Él está con ella, ¿quién contra ella?

Por tanto, la Iglesia es visible y perpetua, ¿necesitamos más pruebas sobre esta perpetuidad? bastará un solo pasaje, en san Mateo 16: "Tú eres Pedro", dice el Señor: "Sobre esta piedra", ¡estupendo fundamento!, "y las puertas del infierno no prevalecerán..." ¡Qué promesa! Así nos prometió su existencia.

¿Qué consecuencia, qué enseñanza debemos sacar de esta verdad? Aprendamos a alabar a Dios que ha dejado en el mundo una Iglesia perpetua, a la cual podemos recurrir en todo tiempo, para recibir la salvación.

Y remontándonos de esta Iglesia que vemos, de aquí abajo, a la que veremos allá arriba, avivemos el deseo de la vida eterna.

Por tanto, de la consideración de la duración de esta Iglesia, hemos de remontarnos a la duración de la triunfante y pensar en ese Reino del que formaremos parte; somos muy descuidados pues no tomamos en serio ese paraíso que durará eternamente.

Mucho trabajo te tomas por un poco de oro, un poco de plata que mañana te pueden robar, que mañana lo vas a tener que dejar... y por las riquezas inmortales no quieres hacerte ni un poco de violencia para vencer tu pereza. (San Francisco de Sales. Sermón de octubre de 1594. VII; 219-222)